En la ciudad palestina de Beit Jala, situada a tan sólo
siete kilómetros de Jerusalén, la asociación clandestina Yad Beyad, formada por israelíes
y palestinos se reúne cada semana para compartir sus opiniones sobre la
situación de ambos pueblos.
El nombre de la asociación, que significa mano con mano, orienta sobre la dinámica
de grupo que llevan a cabo sus integrantes. De esta forma, cerca del otro, los miembros de la asociación
explican sus experiencias y sentimientos en los dos países del Oriente Medio.
“Estos encuentros son una forma de desahogo y de
socialización con otras personas”, explica Uri, uno de los pioneros de Yad Beyad.
Sin embargo, a pesar de esta iniciativa innovadora que deja de lado el odio, muchas
de las familias de los participantes desconocen que éstos participen en esta
asociación. “No se lo he dicho a todos mis hermanos porque no lo aceptarían”,
afirma Mahmoud, un palestino de Ramallah. Así mismo, un israelí cuenta que tras
contarle a su madre que formaba parte de Yad Beyad, ésta le acusó de colaborar con el enemigo. “Si
no conoces al otro no puedes llegar a entenderlo y es por eso que me gusta
venir a Beit Jala y reunirme con el grupo. Me da igual lo que me digan”, nos explica el israelí.
El secreto para que la asociación siga funcionando es, como
nos indica Abeer de Belén “respetar todas las religiones de cada familia”. Gracias a esta empatía e interés, Yad Beyad,
continua siendo eficaz y un aliciente para palestinos e israelíes que confían
en la paz.
Ivana Navarro
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